7/04/2010

El entierro del pasado

A la propietaria le faltó tiempo para llenar el terreno de palmeras, monos con moños rosa en la cabeza y rocas. Aunque el alquiler se acaba dentro de dos días, como se había recogido la casa y todo lo que estaba en ese espacio, en una noche rediseñó el solar vacío, para que no quedara ni huella de nuestra presencia.
Pues con mucho humor y con la presencia de Denzel, decidimos enterrar la sardina, que diga, la amistad y los tres años de risas y malos ratos juntos.
Una cruz solitaria y una lápida recuerdan a la que en vida fue la amistad entre personas que las separaba la distancia, pero las acercaba la soledad. E.P.D.


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